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HISTORIAE

EL PERIODO RAMÉSIDA

DEFINICIÓN DE PERIODO RAMÉSIDA:

Se conoce comúnmente en la Historia del Antiguo Egipto como periodo ramésida al sub periodo del Reino Nuevo que abarca el desarrollo histórico de las dinastías XIX y XX. Se le llama así, ramésida, porque la mayoría de los reyes egipcios de estas dos dinastías se harán llamar Ramsés. Concretamente, entre estas dos dinastías suman 18 reyes, y 11 de ellos se llaman Ramsés. La cronología abarca desde Ramsés I, el sucesor de Horemheb, en el año 1295 a.C., hasta el final del reinado de Ramsés XI, el último rey de la Dinastía XX, en el 1069 a.C.

Cronología de los reyes egipcios del periodo ramésida, es decir, entre la dinastía XIX y XX
Cronología de los reyes egipcios del periodo ramésida, es decir, entre la dinastía XIX y XX

EL CORTO REINADO DE RAMSÉS I (1295-1294 a.C.):

Cuando Horemheb ya se estaba haciendo viejo, y como aparentemente no tuvo descendencia masculina, escogió un heredero de sangre no real. En sus últimos años de reinado, nombró príncipe regente a Paramessu, el hombre que a la muerte de Horemheb inauguraría la Dinastía XIX y el Periodo Ramésida con el nombre real de Ramsés I. El problema es que Paramessu ya era viejo cuando subió al trono como Ramsés I, tal y como indica el hecho de que en ese momento ya tenía hijos y nietos, por lo que su reinado apenas duró un año. Durante este brevísimo reinado, concedió varios títulos a su hijo y sucesor, Seti: visir, comandante de Sile, y diversos títulos religiosos, como el de Gran Sacerdote del Dios Seth.

Relieve de Ramsés I encargado a hacer por su hijo, Seti I
Relieve de Ramsés I encargado a hacer por su hijo, Seti I

EL REINADO DE SETI I

1) La restauración religiosa:

A pesar de que el periodo amarniense había acabado desde hacía 40 años, aun no se había producido una restauración religiosa completa hacia la religión tradicional egipcia. Por esto se suele considerar que la época de reinado de Seti I (1294-1279 a.C.) es la época de la restauración religiosa en la gran parte de los tradicionales templos egipcios. Por todas partes se restauraron inscripciones de los faraones pre amárnicos y los nombres y representaciones del dios Amón que habían sido borradas por Akhenaton se tallaron de nuevo. Al mismo tiempo, comenzó su propio y ambicioso proyecto constructivo. Por todo el país, y sobretodo en los grandes centros religiosos de Tebas, Abydos, Menfis y Heliópolis, se construyeron nuevos templos o se ampliaron los ya existentes. Entre estos proyectos constructivos podemos destacar el templo del dios Seth en la ciudad de Avaris (la ciudad capital de los antiguos hicsos durante el Segundo Periodo Intermedio), la continuación de la construcción de la Gran Sala Hipóstila de Karnak, iniciada por Horemheb, o el templo cenotafio al dios Osiris en la ciudad de Abydos.

Imagen que muestra el templo cenotafio de Osiris en Abydos
Imagen que muestra el templo cenotafio de Osiris en Abydos

Pero claro, todo este programa constructivo necesitaba de grandes cantidades de materias primas. Por este motivo, se reabrieron varias de las viejas minas y canteras que se habían explotado anteriormente en la Península del Sinaí, y se llevaron a cabo varias campañas militares en Nubia con dos objetivos: por un lado, conseguir esclavos que construyeran estos templos, y por otro lado, asegurar la correcta explotación de las minas de oro de este lugar, que era la base financiera de estos proyectos constructivos.

2) Campañas militares al norte:

A pesar de la explotación minera de Nubia y el Sinaí, parece que esto era insuficiente, por lo que Seti I quiso recuperar la autoridad egipcia sobre los recursos mineros procedentes de Siria y Palestina. En estas campañas consiguió reconquistar las ciudades por aquel entonces hititas de Qadesh y Amurru, situación que desembocó, como ya veremos, en la famosa Batalla de Qadesh de tiempos de Ramsés II.

Relieve del templo de Karnak en el que se ve a Seti I en una de sus campañas militares
Relieve del templo de Karnak en el que se ve a Seti I en una de sus campañas militares

LA DEGRADACIÓN DEL PRESTIGIO DE LA REALEZA EGIPCIA

A pesar de que hay que atribuir al periodo ramésida algunos de los reyes más poderosos de la Historia del Antiguo Egipto, como el famoso Ramsés II por ejemplo, también es un periodo en el que el prestigio de la realeza egipcia fue decayendo gradualmente. Los reyes que se venían sucediendo en la Dinastía XIX y XX se caracterizaban (en su mayoría) por ser grandes generales o personajes militares, pero no contaban con sangre real. Además, al mismo tiempo que se procedía a la restauración religiosa, los Grandes Sacerdotes del dios Amón acumulaban mucho poder, lo que, junto a los grandes cambios económicos que se habían estado produciendo desde el final del periodo amarniense, ayudó al desgaste del prestigio y la popularidad de la realeza egipcia. Este gran poder de los sacerdotes de Amón tendría su auge durante este periodo ramésida y durante el periodo siguiente, el Tercer Periodo Intermedio.

Estatua de un Sumo Sacerdote de Amón en el templo de Karnak, de principios de la XXI dinastía
Estatua de un Sumo Sacerdote de Amón en el templo de Karnak, de principios de la XXI dinastía

Esta acumulación de poder de los sacerdotes de Amón es fácilmente explicable si tenemos en cuenta el contexto religioso que se dio durante y después del periodo de Amarna. Durante el mismo, Akhenaton había hecho que Atón fuera el dios por excelencia de la religión egipcia, y había hecho que él mismo fuera tratado como un dios viviente al que había que adorar en vida, lo que resultaba muy chocante para todos los ciudadanos de a pie, que llevaban siglos adorando a los mismos dioses de la misma manera. Así que no es de extrañar que la popularidad y prestigio de la realeza estuviera ya muy tocada en esta época y después, a pesar de la restauración a la religión egipcia tradicional. Sin embargo, a partir de este momento se produjo una mayor preferencia y trascendencia del dios Amón, tan desterrado por Atón anteriormente, por lo que se acumuló el poder en sus sacerdotes. La conclusión que sacamos de todo esto es que el rey pasó de ser la representación de los dioses en la Tierra a ser un subordinado de los dioses en la Tierra. El rey dejó de ser considerado una divinidad terrestre, y los Sumos Sacerdotes de Amón fueron absorbiendo el poder que los reyes perdían.

Representación en la que se ve al rey Ramsés I acompañado de los dioses Anubis y Horus
Representación en la que se ve al rey Ramsés I acompañado de los dioses Anubis y Horus

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