INTRODUCCIÓN CRONOLÓGICA
El periodo de la Edad del Bronce Antiguo de la Baja Mesopotamia, coincidente en su mayoría con el tercer milenio a.C., se divide en varias fases cronológicas: Fase Yemdet Nasr (o Jemdet Nasr): 3100-2900 a.C.; periodo Protodinástico o Dinástico Antiguo: 2900-2350 a.C. Está dividido a su vez en varios sub periodos: Dinástico Antiguo I, II y III; periodo acadio o imperio de Akkad: 2350-2200 a.C.; Dominio de los príncipes guti: 2200-2120 a.C.; Tercera Dinastía de Ur: 2120-2000 a.C.
FUENTES DE CONOCIMIENTO
Tras la crisis en la información arqueológica y el descenso demográfico del Protodinástico I (2900-2750 a.C.), a partir del Protodinástico II (2750-2600 a.C.) y el Protodinástico III (2600-2350 a.C.) nos encontramos un desarrollo más homogéneo y del que se han encontrado mayor cantidad de fuentes de conocimiento arqueológicas y textuales. Al principio eran solo textos administrativos, pero al final del periodo también encontraremos textos sociopolíticos y jurídicos.
1) La Lista Real Sumeria:
Es a partir del periodo Protodinástico cuando podemos utilizar uno de los documentos más interesantes que se han encontrado hasta ahora como fuente histórica: la Lista Real Sumeria. Es un documento no contemporáneo a este periodo, ya que está datado varios siglos posterior al Protodinástico, pero nos muestra una lista de reyes y dinastías de gobierno en Mesopotamia. Hay que decir que es una fuente de estudio poco fiable, en el sentido de que no nombra entre las existentes a muchas ciudades que sabemos a ciencia cierta que existían, y tiene algunas dinastías y reyes que, sobre todo en el periodo I del Protodinástico, son inverosímiles por tener reinados míticos o demasiado largos en el tiempo (según esta parte mítica de la lista, solo 22 reyes se habrían distribuido un periodo de más de 2500 años de reinado en la ciudad de Uruk). Clic aquí para acceder a la lectura traducida al español de la lista.
A partir del Protodinástico II y III encontramos una información que parece ser mucho más fiable. Como se puede ver en el enlace de arriba, lo que para el Protodinástico I son dinastías míticas, para el II y III son dinastías mayoritariamente seguras en sitios y emplazamientos seguros.
2) Sello real de Mesanepada:
Fuera del contexto geográfico de la Baja Mesopotamia también encontramos fuentes de conocimiento que contienen los primeros nombres reales. En la impronta del sello real de Mesanepada (finales del Protodinástico II) encontramos, por ejemplo, los primeros nombres de los reyes de la ciudad de Ur. Como las ciudades estaban en una lucha abierta continua unas contra otras, son frecuentes las menciones a conflictos en estos textos, y sabemos que la muralla de la ciudad de Uruk es de este periodo.
DEMOGRAFÍA Y POBLACIÓN
Comparado con la situación de absoluta preponderancia de Uruk durante el periodo que lleva su nombre, la situación politica y demográfica del periodo Protodinástico II y III es mucho más diversa, ya que no cuenta con una única ciudad hegemónica, sino que cuenta con una serie de ciudades-Estado de dimensiones similares que se hacen la competencia entre sí para alzarse como la mejor. Las principales ciudades de las que hablo son: al sur Uruk, Ur y Eridu, al este Lagash y Umma, en el centro Adab, Shuruppak y Nippur, y al norte Kish y Eshnunna. Si remontamos los cursos de los ríos Tigris y Eúfrates nos encontramos con Assur y Mari, y otras ciudades que, a pesar de que no son sumerias, están plenamente integradas en la influencia mesopotámica, como Khamazi y Susa.
Como decía antes, la población se encuentra mucho mejor repartida por todas las ciudades, y no concentrada en una sola y despobladas las demás. En las zonas de regadío, pobladas y cultivadas, perdura la estructura que vimos en las entradas sobre la revolución urbana en el sentido de que existe una organización a varios niveles: una capital central, unos centros intermediarios, y aldeas.
LA LLEGADA DE LOS SUMERIOS
La llegada de los distintos grupos étnicos que poblaron a lo largo de los siglos la región de Mesopotamia es un eterno debate abierto que parece no tener fin, un debate que está mal planteado en el sentido de que quizás no se le pueda atribuir fechas concretas a la llegada de estos grupos de población. En el caso concreto de los sumerios, no sabemos si su llegada se debe a un fenómeno migratorio que se dio durante una época concreta, y por tanto, que se puede datar arqueológicamente, o si por el contrario se trato de una lenta infiltración que se produjo durante siglos.
Entre los historiadores tradicionales y la gente aficionada, suelen llamar a este periodo como la Cultura Sumeria porque claro, como las fuentes de conocimiento textuales suelen estar escritas en idioma sumerio, pues ya está, Cultura Sumeria. Sin embargo, la realidad es más compleja que esta simplificación. Sería correcto llamar así al periodo Protodinástico si de verdad hubiera una preponderancia absoluta de los elementos culturales sumerios, pero lo cierto es que en esta fase ya estaban presentes las lenguas semitas como el acadio, superando incluso a los sumerios en el norte de Mesopotamia.
Analizando brevemente el vocabulario del lenguaje sumerio, encontramos tres categorías, sobre todo apreciables en lo que se refiere a los nombres de funciones sociales u oficios de trabajo. En primer lugar, hay términos que podríamos decir que son «pre sumerios» en el sentido de que provendrían de fases anteriores a la primera urbanización. En segundo lugar, hay términos propiamente sumerios, que se refieren mayoritariamente a funciones de dirección y administración. Y en tercer lugar, hay préstamos de lenguas semíticas, sobre todo para funciones de movilidad y control.
