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HISTORIAE

LOS ATIDÓGRAFOS (II)

Introducción

Como ya os contaba en la anterior entrada, los atidógrafos es el nombre por el que se conoce a los autores de obras que cursan sobre Atenas y que están datados entre el siglo IV y III a.C., siendo Helanico de Lesbos el primero de ellos. Entre su amplia producción hay que destacar sin duda su obra Átide, compuesta de dos libros. En ella, este auto recopiló el material histórico y legendario referente al Ática a partir de fuentes escritas y orales. Además, lo ordenó cronológicamente en torno a sendas listas de reyes y de arcontes, estableciendo sincronías con personajes y acontecimientos ajenos.

De este modo, Helanico de Lesbos se convirtió en el primero de los atidógrafos, estableciendo esta obra como modelo y fuente principal de las historias que vendrían después sobre el Ática. Estos autores, los principales componentes del grupo de los atidógrafos, son Clidemo, Androción, Fanodemo, Melancio, Demón y Filócoro. Tienen en común que todos hablan sobre costumbres, tradiciones legendarias y acontecimientos políticos y militares del Ática y, sobre todo, de Atenas o relacionados con Atenas.

Mapa en inglés del Ática mostrando Atenas y sus principales centros de población circundantes

Fanodemo y Melancio

De la biografía de Fanodemo de Atenas solo sabemos lo que dice en la obra «Fragmentos de los historiadores griegos», de Karl y Theodor Müller, publicada en cinco tomos entre 1841 y 1870: por un lado, que en el año 343-342 a.C. fue premiado con una corona de la Boulé por sus «excelentes actuaciones sin recibir nada a cambio en defensa del Consejo y del pueblo de Atenas»; y por otro lado, que estuvo ligado a la administración del santuario del héroe Anfiarao en Oropos en torno al año 330 a.C.

La Átide que se le atribuye tuvo que tener al menos nueve libros, de los que hemos conservado una treintena de fragmentos que versan mayoritariamente sobre la tradición mítica y el culto de Atenas. Esto quizás se deba a que Fanodemo se diera cuenta de la gran atención que puso Androción en la crónica contemporánea, por lo que puso especial atención en recuperar, revisar y divulgar las glorias legendarias de Atenas.

Esto también es comprensible si atendemos al contexto histórico en el que fue escrita la obra, en un momento en el que, tras la derrota en la batalla de Queronea (338 a.C.), Atenas perdió su independencia en beneficio del crecimiento imperio macedónico de Filipo II.

De Melancio sabemos extremadamente poco. A este autor se le atribuye una obra titulada Sobre los Misterios de Eleusis, de la que conservamos solo tres fragmentos y por la que se cree que era ateniense. Partiendo de la base de que nada es seguro con este autor, se le atribuye una Átide de la que tan solo nos ha llegado un fragmento, perteneciente al libro segundo, y en el que se cuenta la noticia de un terremoto producido en Atenas.

Gráfico de los movimientos en la batalla de Queronea, librada entre Filipo II de Macedonia y las ciudades griegas

Filócoro de Atenas

Filócoro es el más conocido y citado de los atidógrafos. Por lo que sabemos, también desempeñó un importante papel en la vida política y religiosa de la Atenas de su época, al igual que Androción. Fue uno de los intelectuales atenienses que más apoyó la alianza con Esparta y con Ptolomeo II (segundo faraón de la dinastía egipcia ptolemaica) para luchar contra la dominación de los antigónidas (dinastas de Macedonia tras la muerte de Alejandro Magno).

Por lo que se sabe, nació en torno al año 340 a.C., y desde el 306 a.C. estuvo dedicado sobretodo a cuestiones de carácter profético y ritual. Al más famoso de los atidógrafos se le atribuyen entre 21 y 27 obras de los más variados temas. De carácter histórico habrían sido Sobre la Tetrápolis, Fundación de Salamina, Olimpiadas, Inscripciones áticas o Historias de Delos.

Sin embargo, la obra que más nos importa en este artículo es su Átide, formada por diecisiete libros escritos probablemente en las primeras décadas del siglo III a.C., y de la que conservamos 74 fragmentos. En cuanto a su estructura, cabe decir que se divide en tres partes claras: sus dos primeros libros están dedicados al periodo legendario de Atenas; del libro III al VI relata los sucesos más importantes de la época histórica año por año hasta la batalla de Queronea; y por último, en los once libros siguientes, aborda los sucesos contemporáneos de su tiempo.

Lo más interesante de los fragmentos conservados de la Átide de Filócoro es que sirven de testimonio exclusivo para que conozcamos hechos que de otra forma no habríamos conocido. Ejemplos de eso son la condena que sufrió Andócides por haber propuesto a Esparta un tratado para abandonar las ciudades griegas de Asia en manos de los persas, o las explicaciones etimológicas de los nombres de algunos demos atenienses.

División por reinos y provincias del imperio de Alejandro Magno (Mi Historia Universal)

Demón y otros atidógrafos

Al igual que con Melancio, tampoco conocemos mucho sobre Demón. Una de las pocas cosas que sabemos de su vida es que vivió antes que Filócoro, pues entre las obras de éste hay una que se titula Contra la Átide de Demón, lo que implica necesariamente tanto que Demón vivió antes como que escribió una Átide. De esta obra conservamos tres fragmentos solo: uno del libro IV, y otros dos sin que sepamos ubicarlos en un libro concreto.

Sin embargo, la mayoría de investigadores creen que esta obra está dedicada en gran medida a contar la Historia legendaria de Atenas, al igual que lo hacía la de Fanodemo. No obstante, la Átide no es la más famosa de las obras de Demón. Por el número de fragmentos   conservados, su obra más célebre sería la titulada Sobre los proverbios, a la que le seguiría Sobre los sacrificios, de la que solo conservamos un único fragmento.

Estos que he mencionado en esta y la anterior entrada son los atidógrafos más conocidos. Obviamente, debió de haber muchos otros, pero desgraciadamente solo tenemos como mucho su nombre o algún dato más. En este apartado cabe mencionar a Ameleságoras o Meleságoras, del que no se sabe con certeza ni su nombre correcto; y sobre todo a Istro, que no era ateniense sino de la Cirene o Macedonia del siglo III a.C. A este autor, el último atidógrafo conocido, se le atribuye una gran cantidad de obras sobre los más variados temas, aunque en total solo conservamos unos 77 fragmentos.

Mapa de la Antigua Grecia a mediados del siglo III a.C. (Geacron)

Bibliografía

CABALLERO LÓPEZ, J.A. (2007): Inicios y desarrollo de la historiografía griega. Editorial Síntesis, Madrid.

POMEROY, S. [et.al.] (2012): La antigua Grecia. Historia política, social y cultural. Crítica, Barcelona.

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