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HISTORIAE

La batalla de Megido

Ilustración que recrea a Tutmosis III cargando contra el rey de Kadesh en la batalla de Meggido (Arrecaballo)

Fragmento de un artículo sobre la batalla de Megido publicado por mí en el número 13 de la revista Egiptología 2.0. Puedes acceder al artículo completo, y al resto de la revista, a través de este enlace.

Introducción

La batalla de Megido fue una contienda bélica que enfrentó al ejército del faraón egipcio Tutmosis III (1479 – 1425 a.C.) con una coalición militar de ciudades-Estado de la franja siropalestina encabezada por Qadesh y apoyada por el reino de Mittani a mediados del año 1457 a.C. Este enfrentamiento está contextualizado, por un bando, en la Dinastía XVIII (1550 – 1295 a.C.), dentro del Reino Nuevo egipcio, y por otro bando, en el reino de Mittani, el más poderoso Estado del Próximo Oriente del siglo XV a.C.

El carácter excepcional de la batalla de Megido reside en el hecho de que sea la primera batalla registrada de la Historia. Esta batalla, y en general, todas las campañas militares realizadas por Tutmosis III en la franja siropalestina (como mínimo un total de catorce), están narradas con todo lujo de detalles en los muros del santuario de Amón en el templo de Karnak. Todas son conocidas gracias a que los escribas del rey llevaban un meticuloso diario de campaña en rollos de cuero, hecho copiar posteriormente en las paredes del templo. En estas inscripciones, llamadas los Anales de Tutmosis III, se narran exhaustivamente las batallas del faraón, describiendo asimismo los enemigos a los que se enfrentaban, los botines de guerra que conseguían, o los tributos que los vencidos tenían que entregar al Egipto vencedor.

Ilustración que recrea a Tutmosis III cargando contra el rey de Kadesh en la batalla de Megido (Arrecaballo)
Ilustración que recrea a Tutmosis III cargando contra el rey de Kadesh (Fuente: Arrecaballo)

Antecedentes a la batalla de Megido

Para entender mejor las causas políticas de esta batalla, tenemos que retroceder unos años en el tiempo. Hatshepsut (1473-1458 a.C.), madrastra y tía de Tutmosis III, fue una de las pocas mujeres que reinó con plenos poderes en el Antiguo Egipto. El origen de este poder procedía de la minoría de edad de su hijastro y sobrino, que en el momento de ser coronado tras la muerte de su padre, el faraón Tutmosis II (1492-1479), aun era un niño muy pequeño.

En general, se suele considerar que su reinado fue bastante pacífico, en contraposición del de su sucesor, ya que no tenemos fuentes de conocimiento que nos hablen de campañas militares hacia el sur o hacia el norte. Quizás queriendo aprovechar esta coyuntura, a la muerte de Hatshepsut varias ciudades-Estado siropalestinas decidieron dar la espalda al reino egipcio que las dominaba hasta el momento y mostrar su lealtad el reino de Mittani. Por este motivo, antes de que cumpliera un año de reinado en solitario, Tutmosis III se tuvo que embarcar en su primera y más importante campaña militar en el Levante.

Anales de Tutmosis III (Proyecto Djehuty)
Anales de Tutmosis III (Fuente: Proyecto Djehuty)

El otro bando, el apoyado por el reino de Mitanni, es mucho más desconocido. Desde mediados del III milenio a.C., en la Alta Mesopotamia habían surgido varias ciudades-Estado hurritas. Durante siglos existieron varios intentos de unificarlas, pero no fue hasta finales del siglo XVII a.C. cuando son unificadas en un reino que en las fuentes lo llaman Mitanni (su nombre político oficial), Khurri (como lo llamaban por su población, los hurritas), o Khanigalbat (por la zona geográfica en la que se encontraba).

Desarrollo de la batalla de Megido

Tal y como cuenta la narración del templo de Karnak, no mucho tiempo después de haber emprendido la marcha hacia la región siropalestina, Tutmosis III se dio cuenta de que podía llegar al lugar donde se reunían sus enemigos, Megido, por tres vías distintas. Dos de ellas eran más largas pero más seguras y cómodas, puesto que los caminos eran anchos y se podían tomar las precauciones necesarias para evitar contratiempos. Por el contrario, la tercera de ellas era más corta pero también mucho más estrecha, lo que se traducía en que su ejército solo podía pasar en fila india y sin comodidades. Contaba además con un elemento clave, y es que les permitiría llegar mucho más cerca de la ciudad sin ser detectados por el otro bando. A pesar de la reunión que mantuvo con sus generales, en la que le recomendaron que cogiera cualquiera de las largas, Tutmosis III decidió arriesgar su ejército y recorrer la vía estrecha.

Relieve de Tutmosis III derrotando a sus enemigos sirios en el séptimo pilono del templo de Karnak
Relieve de Tutmosis III derrotando a sus enemigos sirios en el séptimo pilono del templo de Karnak (Fuente: Wikimedia Commons)

Después de recorrer sin problemas el camino, el ejército del faraón se presentó una mañana en la llanura frente a Megido, a unos pocos cientos de metros de donde estaban acampados pasando la noche la coalición asiática. Contando con el factor sorpresa, las tropas de Tutmosis III lanzaron un ataque frontal contra el bando liderado por el rey de Qadesh que rápido desembocó en una victoria egipcia.

No obstante, los soldados del faraón cometieron un gran error. Cuando vieron huir a los asiáticos que aun quedaban luchando, los egipcios abandonaron las armas y se dedicaron a saquear las pertenencias abandonadas por el otro bando en su campamento. De esta forma, los restos de la coalición militar pudieron llegar hasta Megido y fortalecer su resistencia. La grave equivocación de los soldados de Tutmosis III tuvo sus consecuencias, ya que necesitaron realizar un asedio de más de seis meses a la ciudad para que finalmente se rindiera y aceptara el dominio egipcio.

Consecuencias de la batalla de Megido

Después de esta primera campaña, Egipto volvió a consolidarse como una de las grandes potencias de la región. Las sucesivas expediciones que Tutmosis III realizó en la región en los años siguientes fueron sobre todo de carácter recaudatorio, para que no olvidaran a qué gran potencia debían lealtad. Incluso, en el reinado de su sucesor, Amenhotep II (1427 – 1400 a.C.), las incursiones eran más de reafirmación que de conquista.

Maqueta con una posible reconstrucción de la ciudad cercana a la batalla de Megido
Maqueta con una posible reconstrucción de Megido (Fuente: Wikimedia Commons)

Posteriormente, cuando tanto la frontera egipcia como la mitannia se vieron amenazadas por un enemigo común, el imperio medio hitita, los viejos enemigos llegaron a un acuerdo: Aleppo, Mukish, Niya y Nukhashe serían para Mitanni, y Qadesh, Ugarit, Tunip y otras ciudades del sur serían para Egipto.

Por otro lado, tras rendirle pleitesías como vencedor y dueño y señor del territorio, las ciudades rebeldes proporcionaron a Tutmosis III un botín de sobresalientes dimensiones, recogido detalladamente en los Anales de Tutmosis III. Incluía cerca de 900 carros de guerra (entre ellos, dos forrados de oro), unas 200 armaduras (incluidas las de bronce de los soberanos de Megido y Qadesh), unos 2500 caballos. más de 25.000 animales diversos…

Además, en esta primera campaña y en las sucesivas, Tutmosis III también trajo muestras de la flora de la región siropalestina, totalmente desconocidas en Egipto. El carácter curioso de estos botines reside en que, a pesar de la detallada descripción que se hace de ellas, los expertos no han podido identificarlas hoy en día. Todos estos presentes recibidos se presentaban en el templo de Karnak a Amón, deidad que habría permitido la victoria egipcia. Por lo tanto, podemos decir que en este momento, la situación para Egipto es inmejorable. Tras la última campaña militar siria de Tutmosis III en el 1435 a.C., al imperio del río Nilo le aguardaba un periodo de veinte años de paz.

Mapa de las campañas sirias de Tutmosis III, incluyendo la batalla de Megido
Mapa de las campañas sirias de Tutmosis III, incluyendo la batalla de Megido (Fuente: National Geographic, 2013)

Bibliografía

SHAW, I. (2014): Historia del Antiguo Egipto. Editorial La esfera de Libros, Madrid.

MARTÍNEZ, J. (2007): Faraones guerreros. Historia militar de Egipto desde la dinastía I hasta la XXVI. Impresiones Sant Feliu de Guixols, Gerona.

LIVERANI, M. (2012): El antiguo Oriente. Historia, sociedad y economía. Editorial Crítica, Barcelona.

DE SOUZA, P. (2008): La guerra en el mundo antiguo. Editorial Akal, Madrid.

AUTORES, VARIOS (2013): Egipto. National Geographic. Editorial RBA, Barcelona

Fragmento de un artículo sobre la batalla de Megido publicado por mí en el número 13 de la revista Egiptología 2.0. Puedes acceder al artículo completo, y al resto de la revista, a través de este enlace.

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Comentarios (2)

Muy buen artículo. Queria recomendarte por si no conoces el Chat de Historia La biblioteca perdida para acompañar el podcast de historia La biblioteca perdida. Puedes acceder buscando @labibliotecaperdida en telegram

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«[…] los soldados del faraón cometieron un gran error. Cuando vieron huir a los asiáticos que aun quedaban luchando, los egipcios abandonaron las armas y se dedicaron a saquear las pertenencias abandonadas por el otro bando en su campamento.» ¿Gran error? Será acto flagrante de indisciplina. Como en alguna otra batalla del II milenio a. C. (por ejemplo Qadesh, c. 1274 a. C.), las tropas vencedoras no se lanzaron en persecución del enemigo en retirada, momento en que este es más vulnerable, sino que se liaron a robar todo lo que pudieron. Y con razón: en aquella época ni siquiera los mercenarios recibían mucho botin, y menos aún los soldados de leva, así que, tanto si se les había advertido que el botín pertenecía al rei/faraón y sus comandantes por derecho divino, como si se les había prometido una «parte justa» de los despojos, seguro que cuando llegaran el soberano, sus petimetres nobles y los matones de su guardia pretoriana ante litteram se lo iban a quedar todo. Por eso los soldados y (sub)oficiales decidían que a enemigo que huye, puente de plata, y que había que darse prisa en pillar todo lo que pudieran.

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