Introducción
Para empezar, lo primero que tenemos que tener claro es que la sedentarización humana, como mínimo, dura 3 milenios. Se inicia desde el epipaleolítico, fase desde la cual se tiende paulatinamente y sin retrocesos a la vinculación de una comunidad a un territorio. Esta vinculación les servirá para desarrollar de una manera programada toda una serie de recursos y vegetales silvestres, que van a servir como prototipos de las especies domesticadas.
El proceso de sedentarización humana
La mayor novedad de la domesticación de las plantas en la sedentarización humana es la capacidad de algunos de estos vegetales de ser recolectados y almacenados de forma masiva. Se va pasando de recursos que se recolectan y se comen casi al momento, a recursos que se recolectan y se almacenan un tiempo hasta su consumo. En algunos casos, estos vegetales se quemaban, asaban o termoalteraban antes de comérselos. Estamos hablando de una recolección de recursos vegetales lo suficientemente importante como para requerir elementos contenedores donde ponerlos, es decir, zonas de almacenamiento. Por ello van apareciendo huecos en el suelo destinados a guardarlos, llamados silos.
Para captar este mayor número de recursos necesarios para la sedentarización humana, sobre todo gramíneas de tipo cereal, se necesitaba un instrumental adecuado para su recogida. Si es verdad que los recursos se podían obtener mediante el arranque manual, lo más usual es que se use una tecnología que pasa por un instrumento de asta o hueso donde se engarza sílex, conocidos como hoces. También se necesitaban una serie de instrumentos para la transformación gastronómica de esos vegetales.
Esta situación requiere un cambio importante en el espacio habitacional. Antes vivían en abrigos y montañas, mientras que ahora tienen que vivir en zonas abiertas, cerca de recursos acuáticos, por lo que el hombre está mucho más cerca de los recursos. El hombre debe aprender a controlar también los ciclos naturales y reproductivos de los vegetales. Así se inicia un proceso de fijación al territorio, lo que implica una planificación que le lleva a estructurar las actividades diarias.
Teoría del oasis
Para Gordon Childe, lo primero que se produce con el inicio del holoceno es un proceso de desecación que conlleva una restricción de la vegetación básicamente a los cursos de agua en ríos o en oasis. Esto implica una restricción espacial de las comunidades humanas. Y a su vez, implica una congregación de comunidades y especies vegetales.
A partir de ahí se inicia un proceso de control en el que el hombre recoge la cosecha, por dos vías. Mediante el arranque de la planta o bien por el uso de un nuevo instrumental adaptado a esta tarea, llamado hoces. Una vez que se ha recogido la cosecha, los rastrojos son aprovechados por los animales que siguen siendo silvestres. Poco a poco se inicia un proceso de control de esa vegetación. Esto lleva a un proceso de control de su consumo y su reproducción.
La teoría de la zona nuclear
Mientras que para la teoría del oasis la clave está en las características de un terreno vinculado a recursos de agua, para la teoría de la zona nuclear, la clave está en la existencia de una zona que reúne todos los requisitos perfectos para explicar el inicio de la producción. Lo primero que hay que hacer es iniciar un proceso de consolidación a ese territorio. Es decir, irse apropiando de ese territorio. Ese proceso de asentamiento lo que conlleva es una familiarización entre los hombres y las especies que va comprobando que pueden ser domesticadas. Por un proceso de experimentación, donde el proceso más sencillo por vegetales se iniciaría por una agricultura incipiente, llamada horticultura.
La teoría de la zona marginal
Se trata de las áreas que no recogen las condiciones más perfectas, pero sí van a ser las elegidas para un desarrollo poblacional. Frente a los grandes cambios y los cambios no existentes de las teorías anteriores, la teoría de la zona marginal cree que desde el 12000 a.C. va a haber una importante recolección, que sustentan una capacidad de garantizar su supervivencia. Desde esta perspectiva, mantienen también el cambio climático de la teoría del oasis. Esto permitirá la captación aumentada de estos recursos casi garantizada.
Teoría de la presión demográfica
Teoría vinculada al ámbito antropológico y económico. Plantea que, durante el pleistoceno superior, se dan unas condiciones idóneas para el crecimiento demográfico. El hombre ya controla los recursos de una gran manera, por lo que puede dedicar tiempo al ocio. La mejora climática trae un proceso de captación masiva de recursos alimentarios vegetales. Para ello debe llevar un proceso de sedentarización paralelo, lo que implica un crecimiento demográfico debido a la mejora del nivel de vida.
La revolución de los productos secundarios
Estabulación es resguardar a los animales en un punto concreto para controlar los puntos de consumo y reproducción. Es decir, que pasan de ser animales libres a animales de ganado. Primero se resguardan solo los animales fetales, los capaces de reproducirse, en época de reproducción. Los consumos se harían entre 0 y 7 meses, y a partir de los 3 años. Estos periodos son porque todavía no generan más gastos de los beneficios que generan Además de las cabezas de ganado como riqueza, un ovicaprino aporta leche, manteca y lana. Esto dará origen a la producción textil, que comienza a desarrollarse de forma plena. Los animales pasan de ser simples animales de consumo a animales multifuncionales. Esto es lo que posibilita el crecimiento demográfico.
Teoría del nuevo cambio climático
Se refiere básicamente a la ubicación geográfica en los montes Zagros. Lo que plantean es que los montes Zagros son zonas que tienen gran capacidad de recursos vegetales y ganaderos. Con el proceso de deshielo, ya se inicia un calentamiento de los continentes que va a desarrollar la combinación de los tres agentes que intervienen en la transformación. En primer lugar, los vegetales, sobre todo las gramíneas. En segundo lugar, los animales de carácter resistente como ovicaprinos. Y en tercer lugar, los hombres, que cambian su hábitat de cuevas al aire libre.
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