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HISTORIAE

La batalla de Queronea

Ilustración que recrea la batalla de Queronea Arrecaballo

Introducción

Después de la muerte del rey Perdicas III (aprox. 365 – 360 a.C.), los enemigos del reino de Macedonia, tanto ilirios como peonios, y hasta los atenienses, vieron la oportunidad perfecta para invadir el país. Lo que no podían esperar era que su hermano y sucesor, Filipo II de Macedonia (360 – 336 a.C.), liberara Macedonia de todos sus enemigos y expandiera su territorio en menos de una década. No quedando conforme con ello, Filipo II va a conquistar el mundo griego, poniendo fin a la independencia de las polis griegas por primera vez en su historia. Y la contienda definitiva en la que se firmó el destino de Atenas, Tebas, y el resto del mundo griego clásico fue la batalla de Queronea (338 a.C.).

Ilustración de una falange macedonia Arrecaballo
Ilustración de una falange macedonia (Arrecaballo)

La Paz de Filócrates, un saco roto

Tras la firma de la Paz de Filócrates, la amenaza de una invasión inminente del Ática por parte de Filipo II se disipó, y con ello resurgieron con fuerza los partidarios de una política ateniense más agresiva frente a los macedonios. El político más destacado de esta línea ofensiva, antes y después de la paz, fue Demóstenes, uno de los más famosos oradores no solo del siglo IV a.C., sino de toda la Historia de la antigua Grecia. Las críticas de éste y muchos otros atenienses fueron socavando la confianza en este tratado de paz, aludiendo a la falta de honradez e integridad de Filipo II. No contentos con ellos, Atenas también estaba dando refugio o apoyo a enemigos de Filipo II, huidos de otros Estados, por lo que el choque entre ambos bandos parecía inevitable.

Solo la necesidad del soberano macedonio de asegurar el norte antes de meterse en el sur hizo que no se declarara la guerra contra Atenas hasta el 340 a.C. No obstante, el conflicto en sí no comenzó hasta el año siguiente, cuando el Consejo Anfictiónico pidió a Filipo II que encabezara una Cuarta Guerra Sagrada contra la ciudad de Anfisa. Como consecuencia de su rápida victoria en esta contienda, a finales del año 339 a.C. el ejército macedonio estaba cómodamente establecido en la Fócide, a una distancia relativamente corta de Atenas.

Mapa del reino de Macedonia entre el 360 y el 336 aC
Mapa del reino de Macedonia entre el 360 y el 336 a.C.

La batalla de Queronea

Desesperados por la guerra que se les venía encima, Demóstenes hizo numerosos intentos de formar una gran alianza griega contra Macedonia, pero todos fueron infructuosos. Solo Atenas, Tebas, la Confederación Beocia y otras ciudades del norte y oeste del Peloponeso acudieron a la llamada del político ateniense. Especialmente sangrante fue la negativa de los espartanos, incapaces de olvidar las rencillas del pasado para luchar contra un poderoso enemigo común.

De este modo, en el verano del año 338 a.C. se libró la batalla de Queronea entre ambos bandos. Desgraciadamente, lo cierto es que, a pesar de lo trascendental que fue para la Historia de la antigua Grecia, no sabemos mucho del desarrollo de la batalla. Lo que sí sabemos a ciencia cierta es que la lucha acabó con una monumental victoria macedonia, y que el golpe definitivo lo asestó la caballería de élite, los hetairoi, capitaneados esta vez por el joven heredero, Alejandro Magno, que en ese momento solo tenía 18 años.

Ilustración que recrea la batalla de Queronea Arrecaballo
Ilustración que recrea la batalla de Queronea en el 338 a.C. (Arrecaballo)

Consecuencias de la batalla de Queronea

Tras esta gran victoria, toda Grecia se arrodilló y aceptó a su nuevo dueño, que tenía que decidir que hacer con sus enemigos vencidos. Sin embargo, el trato que Filipo II dio a tebanos y atenienses fue muy distinto. Debido a sus relaciones con los persas y a sus pretensiones sobre la Grecia central, Filipo II cortó de raíz el poder de los beocios: los prisioneros de guerra solo fueron liberados a cambio de rescates muy altos, los líderes políticos fueron ejecutados o desterrados, y una guarnición militar macedonia se estableció permanentemente en la Cadmea, la acrópolis de Tebas.

En el otro lado de la balanza, Atenas se libró de un asedio y toma de la ciudad, sus prisioneros de guerra fueron liberados sin rescate, y una guardia de honor macedonia escoltó el traslado de los cadáveres atenienses hasta la ciudad, donde Demóstenes pronunció un gran discurso fúnebre. Desde este momento y hasta la llegada de las noticias sobre la muerte de Alejandro Magno en el 322 a.C., las relaciones entre los antiguos enemigos fueron amistosas. Lejos de ser un acto de gran indulgencia, el objetivo que buscaba Filipo II era contar con el poderío militar de los atenienses en la gran empresa militar que quería emprender ahora: la conquista del Imperio Persa.

Ilustración que recrea a Filipo II de Macedonia durante la Batalla de Queronea (Arrecaballo)
Ilustración que recrea a Filipo II de Macedonia durante la Batalla de Queronea (Arrecaballo)

En el verano del 337 a.C., todos los grandes Estados de la antigua Grecia, excepto los espartanos, enviaron delegados a la ciudad de Corinto para asistir a la reunión general convocada por Filipo II. No se sabe con exactitud que ocurrió en ella porque no se ha conservado ninguna crónica, pero sí se conocen los puntos principales que se trataron. El principal de ellos fue la creación de una alianza, la Liga de Corinto, que tenía un doble objetivo: integrar a todos los asistentes en una alianza política y militar que garantizara una paz común en toda Grecia, y organizar una serie de campañas militares contra el Imperio Persa en venganza por los intentos de invasión persas de las Guerras Médicas.

Como era de esperar, todas las propuestas de Filipo II fueron aprobadas sin rechistar, incluida la que lo nombraba hegemon («caudillo») de la alianza y líder supremo de esta guerra de venganza contra los persas. En el año 336 a.C. se iniciaron las operaciones para esta gran empresa, pero ocurrió un gran imprevisto que cambió el mundo y la Historia por completo: Filipo II fue asesinado durante el transcurso de la boda de su hija.

Bibliografía

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